Artículo de Revisión

Estudios de Hombres Gay en Puerto Rico: Consideraciones para el Avance Investigativo

Studies of Gay Men in Puerto Rico: Considerations for the Research Advance

Caleb Esteban 1*, Luis X. Díaz-Medero 2, Astrid Irizarry-Rodríguez 3, & David D. Ramos-Negrón 4

1 Ponce Health Sciences University, Ponce, Puerto Rico. https://orcid.org/0000-0002-0960-6311

2 Ponce Health Sciences University, Ponce, Puerto Rico. https://orcid.org/0000-0002-1801-3497

3 Ponce Health Sciences University, Ponce, Puerto Rico. https://orcid.org/0000-0002-2298-7323

4 Ponce Health Sciences University, Ponce, Puerto Rico. https://orcid.org/0000-0002-0121-5746

* Correspondencia: cesteban@psm.edu; PO Box 7004, Ponce, Puerto Rico 00732-7004.

Recibido: 31 diciembre 2019 | Aceptado: 7 junio 2020 | Publicado: 15 julio 2020

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Citar como:

Esteban, C., Díaz-Medero, L. X., Irizarry-Rodríguez, A., & Ramos-Negrón, D. D. (2020). Estudios de hombres gay en Puerto Rico: Consideraciones para el avance investigativo. Revista Caribeña de Psicología, 4(2), 129-142. https://doi.org/10.37226/rcp.v4i2.2029

RESUMEN

Los efectos de las experiencias de discriminación social hacia la comunidad LGB son insalubres. Investigaciones han encontrado que la homofobia es un factor clave para predecir síntomas psicológicos y disparidades en salud en la comunidad LGB tales como: ansiedad, depresión, uso de alcohol y sustancias, ideación suicida, entre otras. En Puerto Rico se han realizado revisiones de literatura sobre estudios en mujeres lesbianas, sin embargo, no ha sido el caso en estudios sobre hombres gay. Por tanto, se llevó a cabo una revisión de literatura de tipo bibliográfica/descriptiva en búsqueda de tesis, disertaciones y publicaciones en el campo de la psicología en Puerto Rico sobre este tema. Esta búsqueda fue en línea y presencial, y se limitó al periodo del 2000 al 2019, en diversas universidades del país. La pregunta de investigación fue: ¿Qué datos tenemos en cuanto a la salud de los hombres gay desde la psicología en Puerto Rico que nos pueda guiar hacia futuras investigaciones? Los criterios de inclusión fueron: 1) ser un estudio cuantitativo o mixto realizado en Puerto Rico, y, 2) que la muestra incluyera hombres gay. Los resultados siguieren que un 41% de los estudios generados durante este periodo de tiempo, se enfocan en estigma, prejuicios, distancia social y discrimen. Otros temas estudiados fueron: identidad sexual y de género, religión/espiritualidad, violencia, alcohol y sustancias y satisfacción de vida. Se concluye que, aunque se ha observado un crecimiento en las últimas décadas en los trabajos realizados, aún nos queda vasto camino por recorrer.

Palabras Claves: LGB; LGBT; hombres gay; salud LGBT; psicología; salud mental

ABSTRACT

The effects of experiences of social discrimination against the LGB community are unhealthy. Research has found that the homophobia of our society is a key factor in predicting psychological symptoms and health disparities in the community such as: anxiety, depression, use of alcohol and substances, suicidal ideation, among others. Currently there is literature review on studies that have been done on the Island on lesbian women, however, we do not have review on gay men. Therefore, a review of literature of bibliographic/descriptive type was carried out in search of thesis, dissertations and publications in the field of psychology in Puerto Rico. This search was online and face-to-face and was limited to the period from 2000 to 2019, at various universities in the country. The research question was: What data do we have regarding the health of gay men from psychology in Puerto Rico that can guide us to future research? The inclusion criteria were: 1) being a quantitative or mixed study conducted in PR, and 2) having gay men as part of the sample. The results continue that 41% of the studies generated during this time period focus on stigma, prejudice, social distance and discrimination. Other topics studied are: sexual and gender identity, religion and spirituality, violence, alcohol and substances, and life satisfaction. It is concluded that, although there has been a growth in recent decades in the work done, we still have a long way to go.

Keywords: LGB; LGBT; gay men; LGBT health; psychology; mental health



INTRODUCCIÓN

El estudio de la comunidad gay en Puerto Rico es una práctica relativamente joven. Según Martínez-Taboas y colegas (2016), no fue hasta el 2003 que se publicaron los primeros artículos acerca de la comunidad LGBT en la Isla. Aunque se ha visto un aumento en el número de publicaciones y disertaciones dedicadas al estudio de la población no heterosexual (Martínez-Taboas et al., 2016), aún se cuenta con muy poca información acerca de este sector poblacional. Esta escasa literatura científica, cuyo enfoque ha sido mayormente en los efectos negativos de la discriminación, podría evidenciar las dificultades que enfrenta la comunidad LGBT en cuanto al estigma, homonegatividad, microagresiones y victimización que menoscaba su salud física y psicológica. Es decir, todavía nuestra sociedad puertorriqueña y la mayoría de las sociedades privilegian la heteronormatividad (Fernández-Rodríguez & Calderón-Squiabro, 2014).

La sociedad puertorriqueña, además de heteronormativa, es homofóbica, sexista, machista y patriarcal; factores que provocan consecuencias (Esteban, 2015) y disparidades en salud (Ortiz-Sánchez et al., 2017). En otras palabras, en Puerto Rico se favorecen las personas cuya orientación sexual es heterosexual y su expresión e identidad de género van acorde a la identidad sexual que se les atribuye al nacer. En cambio, las personas que retan estos constructos sociales experimentan sanciones morales que se han asociado a sintomatología psicológica tales como: ansiedad, depresión, uso de alcohol y sustancias e ideación suicida (Díaz et al., 2001). Además, la literatura es consistente en identificar comportamientos dentro de esta comunidad que ponen en riesgo su salud como tener sexo sin protección y un alto número de parejas sexuales (Vázquez-Rivera & Esteban, 2014).

En esta misma línea, Beyrer (2012) añade que los hombres gays, bisexuales o aquellos hombres que tienen sexo con otros hombres, han sido identificados como una de las poblaciones más propensas a contraer VIH y padecer de SIDA. No obstante, estas comunidades en Puerto Rico son las que con menos probabilidad se beneficiarán de los programas de educación sexual y de prevención de VIH. Esto en parte se debe a su estatus sexual minoritario, que continúa siendo una identidad altamente estigmatizada en la Isla (Ortiz-Sánchez et al., 2017). Otros factores que contribuyen a perpetuar la inaccesibilidad a servicios esenciales es la dominancia de credo judeocristiano en la Isla (cuya población ha sido asociada con mayor discrimen y distancia social hacia personas de la comunidad LGBT), y la falta de educación al respecto (Vázquez-Rivera et al., 2012). La carencia de educación no corresponde solo a la población general, sino que la escasa literatura que se ha encontrado sobre el tema en Puerto Rico podría reflejar las dificultades que enfrenta la comunidad LGBT en la Isla.

En Puerto Rico se han realizados revisiones de literatura sobre estudios en mujeres lesbianas, sin embargo, no ha sido el caso en estudios sobre hombres gay. Además de no contar con revisión de literatura publicada, la escasa información identificada en la Isla sugiere que se han duplicado los esfuerzos alrededor de áreas parecidas. A consecuencia, se dejan muchas áreas de estudio descuidadas. Es por eso, que este proyecto llevó a cabo una revisión de literatura para identificar, desde la psicología, los datos que tenemos en cuanto a la salud de los hombres gay que nos puedan dirigir hacia el desarrollo de futuras investigaciones en Puerto Rico.

MÉTODO

Con miras a tener una perspectiva más clara de hacia dónde van y qué hace falta en cuanto a la investigación psicológica de los hombres gay en la Isla, se ha llevado a cabo una revisión de literatura de tipo bibliográfica/descriptiva en búsqueda de publicaciones, tesis y disertaciones, en el campo de la psicología en Puerto Rico. Esta búsqueda fue en línea y presencial, y se limitó al período del 2000 al 2019. La pregunta de investigación fue: ¿Qué datos tenemos en cuanto a la salud de los hombres gay, desde la psicología en Puerto Rico, que nos puedan guiar hacia futuras investigaciones? Los criterios de inclusión fueron: 1) ser un estudio cuantitativo o mixto en Puerto Rico y 2) que la muestra incluyera hombres gay u hombres que tengan sexo con otros hombres. Se escogieron tres universidades para la verificación de tesis y disertaciones: la Universidad Carlos Albizu, Recinto de San Juan (UCA), la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras (UPR) y la Ponce Health Sciences University (PHSU), por destacarse como las instituciones que más publican en el país (Martínez-Taboas et al., 2001, 2009). Se llevó a cabo una revisión electrónica en UCA mediante el Athena Catalog, en la UPR mediante ProQuest Dissertations & Theses y en la PHSU mediante Library Catalog. Para identificar publicaciones en Puerto Rico, se utilizaron las plataformas de la Revista Puertorriqueña de Psicología, la Revista Ciencias de la Conducta, la Revista Salud & Conducta Humana y el Scientific Electronic Library Online (SciELO). Se utilizaron las palabras claves: LGB/LGBT, gay, hombres gay, investigación LGBT, MSM.

RESULTADOS

En el proceso de revisión, se identificaron 13 disertaciones y 9 publicaciones realizadas entre el 2000 y el 2019 que cumplían con los criterios. No se identificó ninguna tesis que cumpliera con los criterios de inclusión. De las disertaciones seleccionadas, 12 provenían de la Universidad Carlos Albizu, Recinto de San Juan (UCA) y una de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. En cuanto a los artículos, cinco fueron publicados en la Revista Puertorriqueña de Piscología, dos en la Revista Interamericana de Psicología, uno en el International Journal of Clinical and Health Psychology y uno en el Journal of HIV/AIDS and Social Services. A pesar de la escasa literatura encontrada, la muestra de la mayoría de estos estudios tenía mayor representación de hombres gay en comparación con mujeres lesbianas y personas bisexuales.

De la totalidad de estos proyectos, alrededor del 41% se inclina a exponer sobre procesos de estigma, prejuicios, distancia social y discrimen (percibido o experimentado) hacia la comunidad de hombres gay. Los demás, se enfocan en la identidad sexual y de género, las actitudes religiosas y/o espirituales, procesos de violencia doméstica o violencia percibida por orientación sexual, uso u abuso de alcohol y/o sustancias controladas y satisfacción con la vida. Cabe señalar que algunos de los trabajos analizados en este estudio abordan más de un tema o variable, pero se les ha considerado únicamente por su variable principal. A continuación, se exponen los estudios identificados divididos por las categorías previamente señaladas y se discuten sus hallazgos (ver gráfica 1).

Gráfica 1.

Resumen de trabajos encontrados.



Estigma, Prejuicios, Distancia Social y Discrimen

Un estudio doctoral de diseño no experimental de tipo exploratorio recopiló una muestra de 67 maestros de escuela intermedia y superior, pública y privada, para identificar sus actitudes ante adolescentes gays y lesbianas (Barbosa-Hernández, 2013). De igual manera, exploró el nivel de distanciamiento social de la muestra hacia la población de personas de identidad homosexual. El 14.9% de la muestra fueron hom-bres, mientras que el 85.1% fueron mujeres y variaron entre las edades de 24 años hasta los 64 años, siendo la edad promedio 40 años. Según los resultados, el promedio total de la muestra fue correspondiente a prejuicio y distancia social moderada. Este estudio encontró una correlación de edad y prejuicio en la que, a mayor edad, se encontró un nivel de prejuicio mayor. También, se identificó que, a mayor participación en actividades religiosas, mayor prejuicio y distancia social.

En esta misma línea, la disertación doctoral de Vázquez-Rivera (2010), contó con un diseño experimental de corte transversal correlacional para medir las actitudes de estudiantes de psicología en práctica clínica y profesionales de la psicología con licencia hacia personas gays y lesbianas en psicoterapia. Para ello, recopiló una muestra de 267 participantes de los cuales 220 fueron estudiantes doctorales y 40 fueron profesionales licenciados. A estos se les administró la Escala de Actitudes hacia Gays y Lesbianas en Psicoterapia. De los resultados se desprende que los estudiantes graduados (4%) reportaron mayor ansiedad hacia la intervención terapéutica que los profesionales licenciados. No obstante, no se observaron diferencias significativas en cuanto a preferencia de servicios terapéuticos entre estudiantes (6%) y profesionales (5%). Por otro lado, se identificó en la subescala de Autoevaluación que el 13% de los estudiantes reportó actitudes negativas, en comparación con un 6% del otro grupo.

Por otro lado, Vega (2014) utilizó un diseño descriptivo-correlacional, de corte transversal para examinar las actitudes y distancia social hacia personas gay y lesbianas en una muestra de 207 adolescentes entre los 12 a 17 años estudiantes de la Escuela del Deporte de San Juan y la Escuela de Ciencias y Matemáticas de San Juan. Se utilizaron las escalas de Actitudes hacia Lesbianas and Gays (ALG) y la Escala de Distancia Social (SDS). De la población total de las escuelas (n = 295) se obtuvo la muestra por disponibilidad (n = 207) con una tasa de repuestas de 70% aproximadamente.

En sus resultados, se identificó que las variables de actitudes de prejuicio y distancia social se encontraron altamente correlacionadas. Además, la investigadora reportó diferencias en edad, género, sexo, religiosidad y contacto previo con personas homo-sexuales. Según esta, los hombres reportaron mayor prejuicio y distancia social que las mujeres y se encontró mayor prejuicio y distancia social en la adolescencia temprana (12-13 años). Igualmente, a mayor participación en servicios religiosos resultó en niveles más altos de prejuicio y se encontró una relación positiva entre la cantidad de personas gay y lesbianas que conocía la persona participante y el nivel de actitudes de prejuicio y distancia social.

En otro estudio realizado con estudiantes, pero en este caso universitarios, Toro-Alfonso y Varas-Díaz (2004) pretendieron identificar los niveles de prejuicio y distancia social hacia gays y lesbianas en una muestra de 548 estudiantes universitarios de ambos sexos mayormente de orientación heterosexual. En este estudio descriptivo transversal, se evaluaron las variables con dos cuestionarios autoadministrables; una Escala de Prejuicios hacia Gays y Lesbianas y otra de Distancia Social hacia Gays y Lesbianas. Los resultados reflejaron, en promedio, niveles moderados de prejuicio. Entre las personas que obtuvieron los niveles más altos de prejuicio se encontraron los hombres y las personas que reportaron participar activamente en actividades religiosas.

Estos datos fueron confirmados por, Fernández y Calderón (2014) quienes reclutaron una muestra de 565 estudiantes de la Universidad de Puerto Rico en Cayey. Igualmente, el objetivo del estudio fue explorar el prejuicio y la distancia social hacia gays y lesbianas. Las personas participantes tenían un promedio de 20.6 años, de los cuales 65.8% fueron mujeres y el 34.2% fueron hombres. El 96% de la muestra se identificaron como heterosexuales y el 3.9% como homosexuales, lesbianas y/o bisexuales. De los resultados se desprende que las personas participantes reflejaron niveles moderados de prejuicio hacia personas gays y lesbianas, y niveles moderados de distancia social. Hubo diferencias significativas entre ambos grupos siendo los hombres quienes mostraron significativamente más prejuicio y mayor distancia social. Por otro lado, las personas que conocían a un hombre gay obtuvieron menor puntuación en las escalas de prejuicio y en la escala de distancia social, pero esa diferencia no fue estadísticamente significativa. Así mismo, las personas que reportaron conocer a una mujer lesbiana obtuvieron significativamente puntuaciones menores en las escalas de prejuicio y distancia social. Como datos adicionales, se identificó que las personas que reportaron asistir a servicios religiosos mostraron significativamente mayor nivel de prejuicio y distancia social hacia personas gays y lesbianas que las que no participaban frecuentemente de servicios religiosos.

Similar a otros estudios, Nieves-Rosa (2012) exploró las actitudes y distancia social de estudiantes universitarios de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez hacia personas lesbianas y gays. Esta muestra, seleccionada por disponibilidad, alcanzó un total de 368 estudiantes entre los 18 y 46 años. Del total de la muestra 146 (39.7%) se identificaron con el género masculino, 220 (59.8%) con el género femenino, 1(.3%) como transgénero y 1 (.3%) no contestó. En relación con la orientación sexual, 327 (88.9%) se identificaron como heterosexuales, 23 (6.3%) como homosexual (gay/lesbiana) y 3 (.8%) no contestaron. Los resultados de este estudio indicaron que los estudiantes tienen altos niveles de actitudes homofóbicas y moderada distancia social hacia las personas lesbianas y gays. Además, los resultados indican que los altos niveles de actitudes homofóbicas y distancia social están estrechamente relacionados con sus valores religiosos.

Similarmente, Vázquez-Rivera et al. (2012) exploraron las actitudes de 220 estudiantes posgrado de psicología clínica y 47 profesionales de la psicología clínica con licencia a través de un diseño no experimental de corte transversal correlacional. A la muestra se le administró la Escala de Actitudes hacia Gays y Lesbianas en Psicoterapia y la Escala de Deseabilidad Social de Crowne Marlowe. La investigación identificó lo siguiente: se obtuvieron actitudes negativas en 3% del estudiantado y ninguno (0%) de profesionales de psicología al utilizar la Escala de Actitudes hacia GL en Psicoterapia, el 6% del grupo estudiantil y el 5% de profesionales prefieren no atender a clientes gay y lesbianas, mientras que el 13% del estudiantado y el 6% de profesionales indicaron no ser competentes para atender a esta población. También se identificó que el practicar una religión se asocia a peores actitudes hacia esta población en general, una preferencia a atender clientes heterosexuales y un peor sentido de competencia para atender a gays y lesbianas. No obstante, los autores destacan que la religiosidad no está asociada a sentir ansiedad al prestar servicios a esta población.

Otra publicación que hace referencia al tema de estigma en la comunidad es el estudio de Ortiz-Sánchez et al (2017). En esta se evaluó el conocimiento sobre salud sexual y algunas manifestaciones de estigma en una muestra de 138 hombres mayores de 16 años con diagnóstico de HIV o SIDA y que hubieran estado activos sexualmente en el pasado año. Se les administró a los participantes un cuestionario sobre información sociodemográfica, el Sexual Health Knowledge Questionnaire (SHKQ) para hombres gay, bisexuales y hombres que tengan sexo con otros hombres (HSH), el HIV-Felt Stigma Scale (HFSS) y el Perceived and Hidden Gay Stigma Scale. Los resultados revelan que la media para la edad de los participantes fue de 38.4 años (D.E.=11.2) en un rango de 20 a 68. Los participantes reportaron haber vivido con el diagnostico de VIH alrededor de 10 años y 15.2% habían sido diagnosticados con SIDA en algún momento de su vida. Más de dos tercios de la muestra (68.6%) viven bajo el nivel de pobreza establecido por el censo del Buro Estados Unidos y 84.7% se identificaron a sí mismos como gay o bisexual. En cuanto a las puntuaciones de SHKQ, el 92.8% de los participantes reconoció la necesidad de usar condón cuando su pareja es seropositivo. Sin embargo, 2.9% reporto no saber que podían re-infectarse con otra sepa de HIV y esto empeoraría la salud de la persona.

Por otra parte, solo un tercio de los participantes (37.7%) reconoció que, entre hombres gay, bisexuales y HSH la hepatitis A puede transmitirse a través de contacto oro-anal. Además, casi la mitad de la muestra (43.5%) no conocía que tener una carga viral indetectable reduce el riesgo de transmitir HIV. Otros datos sugieren que casi un tercio de la muestra (63.8%) reconoció “seropositioning” como un factor de riesgo para la transmisión de VIH y que el 60.1% de los participantes documentó conocer que la coinfección con otra enfermedad de transmisión sexual incrementa el riesgo de contraer VIH. En cuanto al estigma, casi la mitad de la muestra (45.4%) reportó estigma hacia las personas gay de manera moderada, y más de dos tercios (68.4%) reflejó estigma escondido de manera moderada a severa. De estos, casi un tercio (30.6%) reportó estigma moderado a severo. El conocimiento sobre salud sexual estuvo significativamente asociado al nivel de educación, estatus de desempleo, ingreso, y orientación sexual.

Finalmente, explorando el ámbito laboral, Luiggi-Hernández (2015) realizó un estudio para explorar las percepciones de conductas discriminatorias experimentadas por las personas LGBT durante el proceso de reclutamiento y selección para empleo. En este se evaluó la relación entre estas experiencias y el bienestar psicológico. La muestra estuvo compuesta de 157 participantes autoidentificados como LGBT. Estos participantes eran puertorriqueños y el método utilizado para reclutar la muestra fue a través de las redes sociales como Facebook, Twitter y Tumblr. De estos, 82 participantes nacieron del sexo femenino (52.2%) y 75 nacieron de sexo masculino (47.8%). En relación con la orientación sexual, se identificaron a sí mismos como lesbianas (n = 54), gay (n = 70), bisexual (n = 29), otra categoría (n = 4).

Del análisis de resultados se obtuvo que el 62.2% de la muestra reportó haber experimentado discrimen en el proceso de reclutamiento. La experiencia más reportada fue escuchar chistes (48%) o comentarios negativos (37%) acerca de las personas LGBT, preguntas relacionadas a su orientación sexual (34%) y un (21%) experimentó acoso sexual. Lo menos reportado fue un participante que fue agredido físicamente, no ser entrevistados por su orientación sexual (7%), ser ubicados en otra posición (10%) y encubrir su orientación sexual (10%).

Identidades

En otros temas, Borrero-Bracero (2012) desarrolló su disertación con el fin de describir el proceso de revelación de identidad sexual gay con una muestra de 84 jóvenes puertorriqueños entre edades de 16 y 20 años. Su objetivo principal fue explorar los aspectos psicológicos y sociales que tiene revelar la identidad sexual gay. Para llevarlo a cabo utilizó un método mixto, de diseño exploratorio transversal-descriptivo. La data fue recopilada mediante a) un cuestionario y b) una entrevista. Para la fase cuantitativa del estudio, se identificó una muestra de 84 jóvenes gay puertorriqueños con una edad promedio de 18.63. Los instrumentos utilizados fueron: un Formulario de Datos Sociodemográficos, el Inventario de Depresión de Beck (BDI), Inventario de Ansiedad de Beck (BAI), Índice Individual de Factores Protectivos (IPFI)- Subescala de Competencia Personal, Escala de Autoestima de Rosenberg, Escala de Construcción Social de la Masculinidad, Escala de experiencias de estigma debido a la homosexualidad, Escala de estigma internalizada relacionada con la homosexualidad y el Cuestionario de Revelación de Identidad Sexual Gay, el cual fue validado mediante un estudio piloto en la Fase I de este mismo proyecto. Para la fase cualitativa se seleccionó a 10 de los 84 participantes y se llevó a cabo una entrevista.

Los resultados señalan que los jóvenes que participaron en esta investigación sintieron atracción hacia personas de su mismo sexo a edades muy tempranas, la mayoría reportó haberlo experimentado cuando tenía alrededor de 10 años. Se identificó también que la mayoría de estos comenzó a autoidentificarse como gay alrededor de los 14 años. En este análisis se observó una relación directa entre el momento de autoidentificarse como gay y el momento de revelar su identidad sexual; mientras más tarde se autoidentificaron como gay, más tarde revelaron su identidad sexual por primera ocasión. Al revelar su identidad sexual por primera vez, las amistades de los participantes fueron las personas predilectas. Los motivos identificados varían entre: deseo de ser sinceros, necesidad de contar sus experiencias y sobre la persona con quien compartían sentimentalmente en ese momento, deseo de recibir apoyo y sentirse aceptados.

En esta misma línea, el autor señala que la mayoría decidió revelar su identidad sexual gay frente a frente y, a pesar de que reportaron ansiedad y confusión, la mayoría de estos jóvenes recibieron aceptación al revelar su identidad sexual en la primera ocasión. No obstante, muchos experimentaron reacciones negativas como: “shock”, inseguridad y distancia. Estas experiencias de rechazo podrían tener como consecuencias algunos de los síntomas clínicos reportados. Uno de cada cinco participantes presentó síntomas clínicos de depresión; uno de cada cuatro presentó ansiedad moderada y baja, mayormente manifestada a través de síntomas físicos; y uno de cada cuatro de estos jóvenes mostraron niveles entre moderados a altos de homofobia internalizada.

En cuanto a factores protectores, más de la mitad de los jóvenes reportaron niveles altos de resiliencia y de autoestima. Esto es cónsono con los niveles bajos de depresión, ansiedad de homofobia internalizada, así como mayor capacidad para experimentar emociones positivas a pesar de eventos adversos y la gran capacidad de análisis que presentaron los participates. Igualmente, se identificó una adherencia baja a los roles de género tradicionales y pocas experiencias de homofobia desde su niñez.

En esta misma línea de identidad, la disertación desarrollada por Cordero-Soto (2014) pretendió medir las creencias de la población gay y lesbiana en Puerto Rico sobre si las personas homosexuales nacen o se hacen. Los instrumentos utilizados fueron: la Escala sobre Creencias Esencialistas ante la Homosexualidad, la Escala de Creencias y Prácticas Religiosas. y la Escala de Homofobia Internalizada. Se recopiló una muestra de 346 personas de 21 a 63 años (n=30). Como criterios de inclusión las personas practicantes debían identificarse como gay o lesbianas, saber leer y ser de nacionalidad puertorriqueña. De la muestra recopilada, 211 (61%) eran hombres y 135 (39.0%) mujeres.

En términos generales, se encontró que la mayoría de los participantes pensaba que la orientación sexual se desarrollaba por asuntos biológicos. Además, se observaron diferencias entre sexos en donde los hombres se inclinaron más hacia las creencias biológicas en la escala de creencias/influencias biológicas. No obstante, se documenta que no existen diferencias por sexo a través de las variables mencionadas. En la escala de homofobia interna reflejó puntuaciones de homofobia internalizada moderada. Por otro lado, en la Escala de Espiritualidad y Religiosidad, el promedio de la muestra no considera ser muy religiosa dado que sus puntuaciones resultaron como moderadamente baja.

Los resultados reflejan que los participantes que indicaron creer en la influencia de aspectos biológicos en la orientación sexual demostraron tener menos homofobia internalizada. Así mismo, los participantes que demostraron menor apertura cuando se trata de divulgar su orientación sexual, demostraron mayor homofobia internalizada. Igualmente, se encontró una correlación significativa entre homofobia internalizada y las personas que no han revelado su orientación sexual. Finalmente, la autora destaca que hay un consenso general entre la gran mayoría de la población que “sienten” que nacieron con su orientación sexual homosexual.

En cuanto a asuntos de género, Esteban-Reyes (2014) en su disertación llevó a cabo una investigación de método cuantitativo de diseño no-experimental descriptivo-correlacional con una fuente de datos secundarios. La muestra de este estudio contó con 1,175 participantes con un promedio de edad de 27 años. En cuanto a orientación sexual, se identificó que casi dos tercios de la muestra se identificaban como de atracción solo hacia hombres (72.0%), seguido de los que se identificaban como que les atraían ambos sexos (26.7%). Esta muestra fue el resultado de la colaboración de 10 países latinoamericanos: Republica Dominicana, Colombia, Perú, Argentina, Chile, Paraguay, México, Cuba, Guatemala y Puerto Rico. Para esta investigación solo se consideraron los resultados de los siguientes instrumentos: Escala de Datos Sociodemográficos, Escala de Roles de Género, Cuestionario de Calidad de Vida, Cuestionario de Salud General, Escala de Bienestar Psicológico y la Escala de Bienestar Social.

De los resultados se obtuvo que las personas reportaron conductas sexuales no esperadas para la orientación sexual reportada. Entiéndase que, a pesar de haberse identificado como homosexual, reportaban haber tenido sexo con mujeres y, contrariamente, aquellos identificados como heterosexuales en ocasiones reportaban haber tenido sexo con hombres. Por otro lado, solo un 31% de la muestra reportó haber recibido tratamiento psicológico o psiquiátrico lo que podría sugerir que es una población sana. No obstante, el autor destaca que, según la literatura, los hombres son menos propensos a buscar este tipo de servicios.

Entre otros hallazgos se destaca que la relación entre roles de género y depresión es mayor para los hombres bisexuales, pero de forma inversa comparados con los hombres homosexuales. Esto sugiere que los hombres bisexuales presentan menos depresión, mientras más se adhieren a los constructos de género. Esto es congruente con el análisis del bienestar social donde se reveló que, a mayor adherencia a la masculinidad, los hombres bisexuales se sienten más aceptados, más contribuyentes y coherentes socialmente que los hombres homosexuales. No obstante, se sienten menos integrados y tienen mayor relación con la ansiedad que los homosexuales.

Al hablar de calidad de vida, los resultados generales presentan una calidad cualitativamente moderada. Estos datos también sugieren que existe una relación para ambos grupos entre la masculinidad y calidad de vida, en donde se observa que a mayor adherencia a los roles de género menor calidad de vida. Esto podría deberse a que estas comunidades utilizan la masculinidad hegemónica como mecanismo de protección contra el prejuicio y el discrimen. A pesar de que mientras más adherencia a la masculinidad menores síntomas somáticos, ansiedad y depresión, los resultados señalan que sí presentan disfunción social.

En cuanto a bienestar psicológico para ambos grupos, mientras mayor adherencia al modelo de masculinidad hegemónica menor bienestar psicológico. Esto incluye dimensiones de la autoaceptación, las relaciones positivas, la autonomía, el dominio del entorno, el propósito en la vida y el crecimiento personal. Así mismo, al hablar de bienestar sociológico, se observó que mientras más estos se adhieren al modelo de masculinidad hegemónica menos bienestar social muestran los participantes homosexuales. Sin embargo, aunque se observa la misma tendencia para los bisexuales estas no fueron significativas.

Por otra parte, una investigación realizada por Rosario-Hernández et al (2009) tuvo como finalidad examinar la relación entre el manejo de la identidad sexual en el área de trabajo, heterosexismo organizacional percibido, las actitudes de trabajo y el bienestar psicológico. En la misma participaron 110 sujetos por disponibilidad y autoidentificados como LGBT. Se utilizó la técnica de bola de nieve para el reclutamiento y selección de los participantes del estudio. La muestra se distribuyó entre 70% gay, 20% lesbiana, 9% bisexual y 1% transexual.

Los resultados de esta investigación apuntan a que el manejo de la identidad sexual en el ámbito laboral influye en las actitudes de trabajo y en el bienestar psicológico. Sin embargo, en relación con el heterosexismo organizacional percibido parece influir en las actitudes de trabajo, pero no en el bienestar psicológico. Relacionado a las estrategias utilizadas para el manejo de la identidad sexual en el trabajo por los empleados LGBT, se esperaba que los empleados LGBT tuviesen una estrategia dominante o determinada; sin embargo, parecen utilizarla de acuerdo con la situación dada. No obstante, los empleados que se identificaron como bisexuales parecen usar menos la estrategia de apertura.

Religión y Espiritualidad

Este estudio doctoral de Zayas-Cruz (2015) se basó en la construcción y validación de una escala para medir actitudes religiosas y espirituales en gays y lesbianas que actualmente tengan pareja; y sus propiedades psicométricas. El mismo fue uno de corte experimental de tipo exploratorio. La muestra fue de 100 participantes mayores de 21 años que se identificaban como gay o lesbiana y que tuvieran pareja de su mismo sexo.

Luego de establecer la validez del instrumento, se identificó que no existían diferencias significativas entre las actitudes de parejas gays y lesbianas que pudieran ser un factor de tensión y/o conflicto al integrar orientación sexual con la religión o con la espiritualidad. De esta manera, el estudio concluyó que las actitudes religiosas y espirituales son importantes para los hombres gays y las mujeres lesbianas que tenían pareja al validarse con un Cronbach de .70.

Siguiendo el tema de estudio, Hernández-Collazo (2007) exploró la visión espiritual y religiosa en una muestra de 150 hombres gay y lesbianas cuyas edades fluctuaron entre los 21 y 58 años. El objetivo del estudio era explorar si existían o no diferencias significativas entre la visión espiritual y religiosa de ambos grupos. El estudio pretendía explorar si existían o no diferencias significativas entre la visión espiritual y religiosa de ambos grupos, por tanto, se desarrolló una escala para medir la misma. Para determinar la validez de contenido del instrumento se utilizaron 6 jueces, se realizó un análisis de los reactivos de la escala y se determinó su confiabilidad. El instrumento final se formó con 53 reactivos.

En relación con la religión que los participantes practicaban en el pasado, 47 de los hombres gay indicaron ser católicos, 20 protestantes, 8 pentecostales, 2 testigos de Jehová y uno de otra religión. En el caso de las mujeres lesbianas, 51 expresaron ser católicas, 6 protestantes, 5 pentecostales, una testigo de Jehová y 3 a otra religión. Según los resultados de la investigación, el mayor por ciento de los hombres gay (35.7%) y de las lesbianas (27.4%) indicaron estar identificados con las tradiciones religiosas, católicas y protestantes. También, los resultados obtenidos para los hombres gay (14.0%) señalaron que la religión es una fuente de tranquilidad. Sin embargo, para las mujeres lesbianas (20%) indicaron estar neutral y (9.3%) refirió que la religión no es una fuente de tranquilidad. Estos datos apuntan a que las personas de orientación homosexual consideran la espiritualidad como algo necesario y positivo. Además, sugieren que no hay diferencia significativa en términos de la visión espiritual o religiosa que pueda tener una persona, independientemente se identifique como hombre gay o mujer lesbiana.

Finalmente, Martínez-Rivera (2013) desarrolló su disertación con el fin de crear y validar un instrumento que midiera las actitudes de los practicantes del budismo, islam, y la iglesia Episcopal hacia las personas LGBT que deseen ser parte de sus respectivas religiones. Además, se les administró el instrumento para determinar las similitudes y/o diferencias entre los grupos. La muestra estuvo compuesta por 179 participantes, 48.8% (n = 83) hombres y 51.2% (n = 87) mujeres. Cien de estos participantes pertenecían a la iglesia Episcopal, 40 a la religión budista y 30 al islam. En cuanto a orientación sexual de los participantes, el 91.2% (n = 155) reportó ser heterosexual, el 2.9% (n = 5) homosexual, el 2.4% (n = 4) y bisexual; no se reportan mujeres lesbianas en la muestra. Los practicantes budistas presentaron una actitud altamente favorable mientras que los del islam, una actitud desfavorable.

Al explorar diferencias en torno a la transexualidad, los resultados señalaron diferencias significativas entre las tres religiones (p = .001). En las actitudes hacia la transexualidad, los practicantes del budismo reportaron una actitud altamente favorable, los episcopales una actitud favorable y los practicantes del islam exhibieron una actitud altamente desfavorable. Igualmente, al explorar diferencias entre las tres religiones hacia el reconocimiento y otorgación de derechos sociales para el colectivo LGBT, se encontró que los practicantes del budismo reportaron actitudes favorables, los episcopales exhibieron actitudes favorables, mientras que los practicantes del islam reportaron actitudes desfavorables. En cuanto a actitudes y el género de los practicantes, se halló que las mujeres reportaron actitudes más positivas hacia las personas LGBT, mientras los hombres presentaron actitudes neutrales.

Violencia

Otros estudios han explorado las vivencias violentas de la comunidad LGBT en Puerto Rico. Este es el caso de Reyes-Mena (2004, 2005), quien realizó un estudio de tipo exploratorio comparativo-correlacional para medir las diferencias en las manifestaciones de violencia doméstica, maltrato psicológico, maltrato físico y abuso sexual entre hombres homosexuales y mujeres lesbianas. Para esto, se recopiló una muestra de 201 hombres gays, mujeres lesbianas y personas bisexuales mayores de 21 años que hayan estado en una o más parejas con alguien de su mismo sexo. Un 1.5% (n = 3) y un .5% (n = 1) informaron ser mujeres y hombres bisexuales respectivamente, por lo que se obtuvo una muestra total de 197. La muestra se dividió en dos grupos distribuidos por sexo y orientación sexual. Se utilizó la Escala de Violencia Doméstica y las Destrezas de Manejo de Conflictos en parejas gay puertorriqueños.

De los resultados de este estudio se desprende que el 41.6% (n = 82) de las personas participantes consideran que fueron víctimas de violencia doméstica en alguna de sus relaciones de pareja. De las personas que se describen como víctimas de violencia doméstica, un 20.3% (n = 40) fueron hombres homosexuales y 19.3% (n = 38) fueron mujeres lesbianas. Por otro lado, un 17.3% (n = 34) de los hombres homosexuales, 14.7% (n = 29) de las mujeres lesbianas y un 1% (n = 2) de mujeres bisexuales percibieron que sus compañeros habían sido víctimas de violencia doméstica por parte de ellos o ellas. Un 36.1% informó que su(s) pareja(s) estaban bajo los efectos de sustancias al momento de presentar alguna conducta asociada al maltrato psicológico, mientras que el 21.3% de los y las informantes reconoció haber estado bajo efectos de sustancias al manifestar el maltrato. El 28.4% (n = 56) reportó que su pareja se encontraba bajo efecto de alcohol o drogas cuando hubo abuso físico y 16.2% (n = 32) indicó que estas personas estaban bajo efectos del alcohol o drogas. Como dato adicional, se destaca que el nivel de educación no influye en la violencia reportada.

En cuanto al maltrato físico y emocional, los resultados señalan que en el grupo de mujeres lesbianas fue mayor y más significativo el maltrato físico comparado con el grupo de hombres homosexuales. Así también, las manifestaciones de abuso emocional y psicológico fueron mayores en el grupo de mujeres lesbianas, pero no alcanzó significancia estadística. Además, el uso de armas fue mayor en mujeres lesbianas que en hombres homosexuales.

En cuanto a las dimensiones de violencia, los datos sugieren que el 50.8% (n = 100) grita, 26.3% (n = 52) amenaza verbalmente, 30.5% (n = 60) pide que la pareja haga cosas solo por el gusto de mandarle y un 34% (n = 67) se muestra agresivo de forma no verbal como táctica de resolución de conflictos. En cuanto a maltrato físico, los datos sugieren que las mujeres lesbianas percibieron que sus parejas las maltrataron físicamente con más frecuencia que los hombres homosexuales. Sin embargo, los hombres gay reportaron mayor abuso sexual que en mujeres lesbianas.

Las conductas relacionadas al maltrato psicológico e identificadas frecuentemente fueron: expresar celos intensos/exagerados, negarse a hablarle, negar cariño o sexo para controlar o castigar, usar insultos o comentarios degradantes, y evitar que la pareja se vaya o vea otras personas o amistades. De las conductas relacionadas al maltrato físico más frecuentes identificadas por los participantes se destacaron arrojar o tirar cosas a la pareja y empujar, pelear o luchar violentamente con la pareja y abofetear o golpear a la pareja y pegar puños o patear a la pareja. Entre las conductas relacionadas al abuso sexual más informadas por los participantes se encuentran: lo/la penetraron porque sintió la necesidad de complacerlo/la, fue penetrado/a porque se sentía presionado/a por insistencia, lo/la forzaron físicamente a besarlo/a, acariciarlo/a, hacerle sexo oral o a masturbarse mutuamente, le mintieron para penetrarlo/a y presionó para penetrar aun cuando su pareja no quería, y mintió para penetrar a su compañero/a.

Otra publicación que trató el tema de violencia fue la de Rivera-Quiñones et al (2013). Este estudio de método cuantitativo no experimental exploró cuán segura se siente la comunidad LGBT de San Juan, Puerto Rico. Se describen los componentes de seguridad, victimización y sociodemográficos en una muestra de 103 personas. Para ello se utilizó un cuestionario autoadministrado cuyas preguntas hacían referencia a tres categorías: Datos Sociodemográficos, Escala de Percepción de Seguridad General y el Inventario de Experiencias de Victimización por ser LGBT.

De los resultados de estos cuestionarios se reveló que un 73% de la muestra reportó sentirse insegura. Así mismo, el 44% de la muestra manifestó haber temido por su vida en un lugar público por ser una persona LGBT. En cuanto al análisis descriptivo del Inventario de Victimización demostró que los participantes han sentido o experimentado situaciones de intolerancia por ser parte de la comunidad LGBT. Estas experiencias se resumen en acoso verbal y psicológico, temor a identificarse como LGBT ante compañeros y autoridades, y sentir temor por su vida.

Finalmente, los datos sugieren que a pesar de que Puerto Rico goza de tres cuerpos de protección pública (Estatal, Federal y Municipal), los participantes reportan niveles altos de inseguridad y desconfianza. Los autores destacan que esto podría deberse a la falta de acceso e implementación de políticas públicas, así como a la carencia de leyes vanguardistas de una sociedad en constante evolución.

Uso y Abuso de Sustancias

En cuanto al tema de uso de sustancias, Ruiz Márquez (2012) desarrolló un estudio no experimental de tipo exploratorio-descriptivo. Su objetivo principal fue medir los efectos o consecuencias del uso de drogas y/o alcohol en una relación de pareja del mismo sexo y su relación con las variables de prejuicio, discrimen y estigmatización. La muestra estuvo compuesta de 50 participantes, 48% (n = 24) hombres y un 52% (n = 26) mujeres, mayores de 21 años cuya orientación sexual fuera gay o lesbiana y que hubiera estado en una relación de al menos un año de duración donde existiera o existió el uso de sustancias.

Se utilizó una plantilla tipo cuestionario de 61 reactivos como instrumento que tomaba en cuenta: el entorno social del individuo, las consecuencias directas del consumo de sustancias en la relación de parejas, el discrimen y posibles soluciones tomadas por los participantes. Estos reactivos tienen el propósito de medir las consecuencias o efectos del uso de drogas y/o alcohol dentro de la relación de pareja y si el prejuicio, discrimen o estigmatización aumentaba dicha problemática. Los resultados mostraron que una gran cantidad de estas relaciones terminaron debido a la existencia de sustancias, siendo la parte emocional la más afectada. Entre las consecuencias negativas de índole emocional se destaca la disminución de la comunicación entre pareja, pérdida de las expresiones, alta tendencia a sentir emociones negativas hacia la pareja usuaria de sustancias, desesperanza con la relación, cambio en las expectativas de la relación, pérdida de confianza hacia la pareja y disminución en la frecuencia de las relaciones íntimas.

Además, el estudio identificó que existe un aumento en el consumo de alcohol y cigarrillos, así como una baja autoestima, en la persona no-usuaria de la relación. Concluye además que la problemática mayor es de base emocional, afectándose por el uso de sustancias dentro de la relación y debido a la escasez de servicios especializados. También se identifica que las variables de prejuicio, discrimen y estigmatización no necesariamente inducen al consumo de sustancias dentro de la relación de pareja, pero sí desalientan la búsqueda de ayuda.

En esta misma línea, López-Becerra (2010) realizó un estudio con el propósito de explorar el abuso y dependencia de sustancias en una muestra de la población lesbiana, gay, bisexual, transexual y transgénero (LGBTT) y su relación con factores de prejuicio y discriminación en Puerto Rico. La muestra estuvo constituida por 4,322 personas entre las edades de 15 a 64 años. Se concluyó que el consumo de sustancias en la muestra de la población LGBTT de Puerto Rico es similar o inferior, dependiendo de los estudios, al consumo reportado por la población LGBTT de Estados Unidos. Esto aplica a sustancias como marihuana, cocaína y heroína. Sin embargo, si se observa que el consumo de las sustancias como ketamina, LSD, éxtasis, metanfetaminas y GBH es significativamente inferior en la población LGBTT de Puerto Rico en comparación con la de los EU.

Los resultados también sugieren que el identificarse como LGBTT no está directamente relacionado con el consumo de sustancias. Se señala en la investigación que el consumo de sustancias puede estar relacionado a factores personales tanto genéticos como ambientales. Además, concluye que las medidas de protección y el nivel de conocimiento y confianza de las personas a la hora de mantener relaciones sexuales disminuyen con el consumo de Popper, éxtasis y alcohol. Por último, el estudio documentó que la orientación sexual del hombre gay, dentro de todas las orientaciones sexuales, es la que reporta una mayor variedad de consumo de sustancias. También se identifica que los hombres gays son los que más reportan consumir sustancias, esto puede estar influenciado porque estos componían el mayor número de participantes dentro de la investigación. Por otro lado, se destaca que entre las edades de 21 a 29 años se observa una mayor frecuencia de consumo de todos los tipos de sustancias encuestadas. Mientras que el grupo de edad de 30 a 39 años indica haber consumido más tipos de sustancias.

Satisfacción

Oropeza-Claudio (2012) desarrolló un estudio exploratorio cuyo propósito era evaluar y validar la Escala de Satisfacción de Pareja a lo largo de la vida en una muestra de hombres gay y mujeres lesbianas de 60 años o más en Puerto Rico. La muestra estuvo compuesta de 50 personas entre los 60 y 76 (x = 64.7). El 56% (n = 28) de la muestra eran mujeres y el 44% (n = 22) fueron hombres. En relación a la orientación sexual, el 58% (n = 29) reportó ser lesbiana, 40% (n = 20) se denominaron como gay y un 2% (n = 1) se identificó como bisexual. De la muestra, un 68% (n = 34) indicó apertura a su orientación sexual, contrario al 32% (n = 16). Al realizarse un análisis de ANOVA, reflejó la ausencia de diferencias significativas entre los niveles de satisfacción de pareja a lo largo de la vida entre hombres gay y mujeres lesbianas.

Por otro lado, en cuanto al sexo y número de parejas, tampoco se identificó diferencia estadísticamente significativa. No obstante, al observar la correlación entre la Escala de Satisfacción de Pareja a lo Largo de la Vida (ESPLV) y Escala de Satisfacción con la Vida (ESV), se pudo concluir que, a medida que haya satisfacción en las relaciones de pareja a lo largo de la vida, habrá satisfacción en la vida general. Por último, en relación con los niveles de satisfacción en áreas tales como consenso, compromiso, apego y afectividad, los resultados no permitieron determinar diferencias entre mujeres lesbianas y hombres gay, ya que, el análisis de factores no presentó evidencia clara de que estos factores realmente existan.

DISCUSIÓN Y CONCLUSIÓN

A pesar de que parece ser poca la literatura existente sobre los hombres gay y bisexuales en Puerto Rico, es mucho lo que se ha hecho al compararlo con otros países de Latinoamérica. La investigación con la comunidad LGBT+ comenzó a crecer en Puerto Rico hace poco más de dos décadas, pero es notable su crecimiento a través de los años, no tan solo en publicaciones científicas, sino también en presentaciones en convenciones de la disciplina dentro y fuera de la Isla (Martínez-Taboas et al., 2018). En general, las investigaciones y trabajos de grado sobre hombres gay y bisexuales que hemos resumido en este artículo se han centrado en el estigma y discrimen, identidad sexual y de género, religiosidad y espiritualidad, violencia, uso y abuso de sustancias, e interseccionalidades entre estas. Reconocemos que se han hecho otros trabajos excelentes, sin embargo, al no ser publicados, quedan inaccesibles. En fin, aunque tenemos un sinnúmero de investigaciones de temas diversos, aún nos queda basto camino por recorrer.

Luego de analizar los temas y características encontradas en las investigaciones nos surgen varias recomendaciones para futuras investigaciones. En general hasta el momento se han investigado las actitudes de las personas heterosexuales hacia la comunidad de hombres gay, no obstante, no se ha investigado sobre las actitudes hacia hombres bisexuales, y tampoco de las actitudes de hombres gays y bisexuales hacia otras comunidades. Por otro lado, se necesita mayor investigación con menores de edad, específicamente adolescentes ya que las investigaciones se han enfocado en personas mayores de 18 o 21 años debido a las regulaciones de los comités de ética. De igual manera, los datos con adultos mayores gay y bisexuales son escasos.

Asimismo, fue notable que la mayoría de las muestras de los estudios eran muestras muy educadas, por lo que se recomienda recoger muestras con menos educación o estratificada por la realidad de la educación puertorriqueña. Se recomienda investigar sobre otras enfermedades de transmisión sexual que no sean el VIH y la hepatitis. Se exhorta a identificar los pueblos de procedencia o residencia de las personas participantes con el fin de poder distinguir y atender aquellos pueblos que no han sido representados, así como atender las necesidades previamente reconocidas. Es importante la inclusión e investigación de hombres trans que se identifiquen como gays, bisexuales, pansexuales, entre otras orientaciones sexuales. Además, se recomiendan más estudios relacionados a la feminidad, masculinidad y otras identidades de género en hombres gay y bisexuales.

Es trascendental continuar explorando la sintomatología asociada al proceso de la “salida del closet” y construcción de la orientación sexual de los hombres gay y bisexuales. Otros aspectos de la identidad tales como el estigma sexual internalizada u homofobia/bifobia internalizada son igualmente importantes. También es de suma importancia explorar aspectos positivos en los hombres gay y bisexuales, tales como: inteligencia emocional, inteligencia social, resiliencia, salud, bienestar y calidad de vida, ya que otras revisiones con la comunidad, también han encontrado que las investigaciones en la Isla se han centrado en factores negativos (Esteban, 2015). Aparte de, se necesita mayor investigación en el impacto de la religión y la espiritualidad y urgentemente mayor inclusión e investigación con personas bisexuales (Esteban & Vázquez-Rivera, 2014).

Por otro lado, se debe explorar el conocimiento y las competencias de profesionales de la psicología sobre modelos y técnicas utilizadas para trabajar con la comunidad, además, se deben expandir estos estudios a profesiones de ayuda tales como: trabajo social, medicina, enfermería, consejería, entre otras ramas incluyendo disciplinas técnicas. Para finalizar, en cuanto a los métodos de estudio, recomendamos muestras más grandes para eliminar el posible tamaño del efecto y para poder generalizar los resultados. Además, proponemos más investigaciones cualitativas y mixtas, no tan solo para escuchar la voz de la comunidad, sino para poder ejemplificar los hallazgos cuantitativos.

Este trabajo cuenta con varias limitaciones. Por razones de espacio no se incluyeron: 1) trabajos de metodología cualitativa, incluyendo diseños tales como: creación de programas y manuales psicoeducativos, 2) trabajos de otras disciplinas, 3) publicaciones o trabajos de grado previos al año 2000, y, 4) trabajos de grado de las universidades no mencionadas.

Financiamiento: La presente investigación no fue financiada por alguna entidad ni patrocinador.

Agradecimientos: Este artículo es parte del Proyecto EHoBi (Estudios en Homosexualidad y Bisexualidad) apoyado por el Psychology Research Network on Health Disparities, Gender and Sexual Diversity Core, Ponce Health Sciences University.

Conflicto de Intereses: No existen conflicto de intereses de parte de los autores de la investigación.

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